miércoles, 11 de noviembre de 2015

MARCO TEORICO


       
      En julio de 1968 durante el gobierno del presidente Gustavo Díaz Ordaz, se iniciaron una serie manifestaciones y marchas estudiantiles en la Ciudad de México que criticaban el autoritarismo del gobierno, apoyaban las protestas en el mundo, pedían se respetara la autonomía universitaria y exigían la libertad de los presos políticos.



         La primera etapa de lo que hoy conocemos como el movimiento estudiantil de 1968 comprende la última semana de julio y se caracteriza gráficamente por dos elementos: el exceso de la represión materializado a través del abuso policíaco y la presencia del ejército en el primer cuadro capitalino, por una parte, y el protagonismo de los adolescentes, estudiantes de preparatorias y vocacionales que se enfrentaron a los agentes del orden en forma violenta, arrinconados en sus planteles ubicados, con algunas excepciones, en el llamado barrio universitario del centro de la ciudad de México.

        Lo anterior se refiere a la actuación del rector Javier Barros Sierra, quien a las pocas horas del atentado contra San Ildefonso izó la bandera a media asta en Ciudad Universitaria; pronunció su famoso discurso sobre la violación a la autonomía universitaria; y encabezó la primera marcha organizada de universitarios y politécnicos que posibilitó el surgimiento del Consejo Nacional de Huelga como órgano líder indiscutible e interlocutor único del gobierno


         El 2 de agosto la UNAM, el IPN, la Escuela Nacional de Maestros, la ENAH y Chapingo conforman el Consejo Nacional de Huelga, el cual después de varios movimientos en otras partes del país fructificaba en el CNH como una organización con carácter nacional estructurado al cual otras universidades se fueron incorporando con protestas en Yucatán Coahuila, Morelia, Guerrero, Nuevo León, Chihuahua, Veracruz, Puebla, Sinaloa e Hidalgo.


         El 27 de agosto más de 200.000 estudiantes marcharon por el centro de la Ciudad de México y se instalaron en el Zócalo (plaza central del D. F.). Al día siguiente fueron reprimidos por la policía y el ejército mexicano.

        Los estudiantes buscaban atraer la atención que había sobre la ciudad por los Juegos Olímpicos de 1968. El entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz, estaba empeñado en detener las protestas y en septiembre, semanas antes de la masacre, ordenó al ejército ocupar el campus de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). El ejército detuvo y golpeó indiscriminadamente a muchos estudiantes. Como señal de protesta el rector Javier Barros Sierra renunció el 23 de septiembre.

        Ese mismo 23 de septiembre estudiantes del IPN en manifestación, se atrincheraron de la represión policíaca en el Casco de Santo Tomas, el cual fue cercado por granaderos y policías. Al atardecer los estudiantes salieron del casco de la escuela para refugiarse en la Escuela de Ciencias Biológicas, la cual fue rodeada y balaceada en repetidas ocasiones, en la madrugada llegaron cientos de soldados y el ejército rodeo la escuela con tanquetas, instantes después fue tomado el plantel salvajemente, golpeando a hombres y mujeres y llevándoselos a todos en camiones, muchos sin moverse, en aquel fatídico día.

        El 2 de octubre de ese año se convocó a una manifestación en la Plaza de las Tres culturas en Tlatelolco. El movimiento estaba ya declinando con muchos de sus líderes encarcelados pero el ambiente social estaba muy tenso a 10 días de iniciarse los juegos olímpicos. Unos minutos después de iniciada la manifestación, con los líderes que quedaban libres y un orador en el tercer piso del Edificio Chihuahua, un helicóptero del ejército mexicano lanza unas bengalas sobre la multitud. Con esta señal, militares, paramilitares y francotiradores abren fuego contra los 5000 manifestantes, estudiantes en su mayoría. También dispararon sus armas los integrantes de la "famosa Brigada Blanca", vestidos éstos de civil, pero identificados por portar un guante blanco como distintivo. Ese día el movimiento estudiantil fue reprimido de la forma más sangrienta, cruel y cínica posible.



         Algunos números: 15.000 proyectiles disparados (cifra oficial), 8.000 militares de varios cuerpos destacados en la acción, 300 medios armados entre tanques, medios blindados y jeeps con ametralladoras. Todo esto para reprimir una manifestación pacífica, por el viejo procedimiento de las provocaciones de los militares de paisano infiltrados entre los manifestantes, a las que contestan los militares con uniforme. El resultado fue de no menos de 700 heridos, un número de muertos que oscila entre 150 y 300, algunos de los cuales probablemente fueron arrojados al océano desde aviones militares, 5.000 estudiantes detenidos, algunos de ellos sometidos a torturas y falsas fusilaciones y 300 de ellos permanecieron en la cárcel hasta la amnistía de 1971.











1 comentario:

  1. No encontraste algunas cifras que de algún grupo civil sobre el total de heridos y muerto en ese día, supongo que los datos que das son del gobierno.

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